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NOTICIA

EL LAGO DE MARACAIBO YA ES DE CARLOS PEÑA

Noticia del 12/06/2002 - RIBERA ALTA/MEDIA VOZ

El nadador lodosano ha realizado esta hazaña deportiva de 204 kilómetros en lo que ha sido una gratificante experiencia.

Nuevamente, el nadador lodosano Carlos Peña ha vuelto a realizar otra aventura en el agua. Esta vez ha cruzado de norte a sur el venezolano Lago de Maracaibo, el más grande de Sudamérica.

Entre las incidencias de esta travesía se encuentran las enormes olas de ciertos trayectos, que le pasaban por encima de la cabeza al nadador. Imposible de olvidar, también, la exhibición de fuegos artificiales que el penúltimo día de travesía le dedicaron en uno de los poblados y las máximas condecoraciones que le han otorgado en otros.

Por otro lado, una de las cosas que ha tenido que tener en cuenta Carlos Peña ha sido el momento adecuado para cruzar este lago, debido a la situación social del país. De hecho, el nadador ha estado acompañado durante todo el trayecto por la Armada de la República Bolivariana de Venezuela, que realiza la labor de guardacostas.

Este inmenso lago en el venezolano Estado de Zulia y en su parte izquierda está dominado por pueblos pesqueros que dan vida a estas aguas. La parte inferior izquierda está caracterizada por las extracciones petroleras y es sitio apropiado para la presencia de miembros de la guerrilla colombiana, por lo que los últimos cinco días tuvieron que ir fuertemente armados. Teniendo en cuantas estas características, Peña decidió comenzar su travesía desde más arriba para no llegar hasta la parte más baja del lago. Así que la salida, efectuada el día 18 de mayo, se produjo desde San Carlos, situado en el mar que va a dar al lago. El punto de llegada, el día 26 de mayo, fue El Congo Mirador, donde desemboca el río Catatumbo, por lo que había que añadir la dificultada de la presión del agua al salir del lago.

Además de sortear como la inseguridad dominante en Venezuela, que hace que el lago sea un lugar idóneo para los piratas, dispuestos a saquear a quien cruce esas aguas, Peña también ha tenido que enfrentarse con factores físicos que han afectado su travesía deportiva, como son el enorme calor y humedad del ambientes. Un día normal en la experiencia deportiva venezolana de Carlos Peña comenzaba a las cinco de la mañana para meterse en el agua a las siete, donde le esperaban ocho horas diarias de natación. Para aguantar bien las fuerzas, Peña bebía medio litro de agua cada media hora y comía cada hora.

Todo un conjunto de sensaciones que hacen que Carlos ya está pensando en su próximo reto, aún sin definir, pero con la ilusión de nadar un lago de Nicaragua parecido al Titicaca.

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