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NOTICIA

PEÑA LLEGARÁ A NADO HASTA PATAGONIA

Noticia del 03/08/2000 - MARCA

El español sería el primero en cruzar los 40 kms. Del Estrecho de Magallanes.

Carlos Peña es un guipuzcoano de 35 años que se han propuesto cruzar a nado el Estrecho de Magallanes. No estamos ante un loco, ni mucho menos ante un neófito en retos de este calibre, sino más bien todo lo contrario. Este deportista, afincado el Lodosa (Navarra), siempre se ha fijado metas que ningún otro hombre haya conquistado con anterioridad. Su afán de superación le ha llevado a nadar prácticamente por todo el mundo. Desde Galicia a Bosnia, pasando por el Estrecho de Gibraltar o el Lago Titicaca. Su próximo objetivo le llevará hasta la Antártida chilena en el mes de diciembre. Allí buscará ser el primer hombre en cruzar el Estrecho de Magallanes, entre Punta Arenas y Porvenir. Los 40 kilómetros que separan ambos lugares transcurres por aguas que no superan los dos grados centígrados en esa época del año, debido a su cercanía con el Polo Sur.

Antes de partir, a Carlos Peña le queda el reto más complicado, que no pasa por prepararse físicamente, algo que lleva a cano durante todo el año, sino por conseguir el respaldo económico para hacer frente a tan espectacular proyecto. Hallar un patrocinados es un sueño, que le gustaría ver hecho realidad.

A pesar del tiempo que falta, Peña ya ha iniciado las gestiones para acomete su nueva aventura. El Ayuntamiento de Punta Arenas le ha confirmado que podrá contar con uno de sus funcionarios. El segundo paso fue ponerse en contacto con la Armada española para que le faciliten información sobre las corrientes y mareas de la zona, que según la época pueden variar el nivel del mar en 10 metros.

Una información crucial para el desarrollo de la aventura, sobre todo la referente a las corrientes. Las primeras estimaciones hablan de cambios de dirección cada seis horas. Es precisamente este aspecto, lo que ha provocado que no tenga decidido el sentido de su travesía (de Punta Arenas a Porvenir, o al contrario).

Peña todavía no sabe si podrá contar con una embarcación de apoyo en las aguas del Estrecho, pero sí tiene claro que en las cerca de catorce horas que durará el trayecto va a estar muy bien acompañado. Las ballenas serán testigos directos de su nueva hazaña.


A pesar de sus gestas, no esta en el Guinness


Su forma de nadar no es admitida por el libro de los records.

Lo único que le falta a Carlos Peña es conseguir que su nombre aparezca en el libro Guinness de los records. Y no es por falta de méritos, sino porque la entidad que se encarga de registrar todo tipo de marcas, no reconoce la modalidad de nadar de espaldas, en la que el deportista guipuzcoano es todo un especialista. Un hecho un tanto paradójico si tenemos en cuenta lo insólitos registros que se tiene cabida en el Guinness. A pesar de la falta de reconocimiento oficial, nadie puede negarle haber sido el primer hombre a cruzar el lago Titicaca; nadar cien horas en relevos junto a su hermano en la bahía de San Sebastián o recorrer el río Ebro en su totalidad.



Un aventurero en los Balcanes entre minas y francotiradores

Uno de los retos que mayor huella han dejado en la memoria de Carlos Peña fue el que afrontó en el río Neretva. En plena guerra de los Balcanes, se involucró en la campaña de la Organización No Gubernamental ‘Solidaridad Navarra Internacional’, que tenía como finalidad el traslado y reparto de 25.000 kilos de alimentos y ropa en Bosnia. Tras viajar desde España en los propios camiones de la ONG, Peña llegó a la zona del conflicto.

Una vez allí y con la colaboración de los Cascos Azules –Agrupación extremeña- y la Cruz Roja Internacional, afrontó el reto de recorrer los 60 kilómetros del río desde Mostar a Metcovich. Superando temperaturas de cinco grados bajo cero, el peligro de los francotiradores y de las orillas minadas, logró su objetivo.

Durante toda su travesía, estuvo acompañado de una zódiac de la Cruz Roja y un vehículo de las fuerzas de la ONU, que además de darle cobertura, se encargaron de detectar la posible presencia de minas antipersonas en las orillas del río.

El nadador tolosarra, que en más de un ocasión puso en peligro su vida, aún recuerda cuando, antes de emprender esta gesta, se reunió con representantes de ambos bandos en conflicto (serbios y croatas), junto a delegados de la ONU. Todos ellos no dudaron en calificarle de loco. “Más locos estáis vosotros que os estáis matando”, les respondió contundentemente Peña.

Su preocupación por los demás no fue flor de un día. En 1999, recorrió los 927 kilómetros del río Ebro con la finalidad de recaudar dinero para poder enviarlo a las personas afectadas por el huracán Mitch. ‘Nos mojamos por Centroamérica? Era el lema de la campaña. Al final consiguió recaudar cerca de un millón y medio de pesetas, gracias a la venta de camisetas y a la aportación solidaria de las ayuntamientos por los que pasó Carlos Peña.

El frío le ha obligado a nadar de espaldas

El grosor del traje de neopreno le impide practicar otro tipo de modalidad.

La decisión tomada por Carlos Peña de decantarse por nadar de espaldas se debe en buena medicina por el traje de neopreno que utiliza. Para hacer frente a la frialdad de las aguas a las que se suele enfrentar, es necesario contar con un traje de neopreno de un grosor entre 6 ó 7 milímetros. Dicho grosor le preserva del frío, pero a la vez le impide nadar a crawl o braza, ya que le resta movilidad. La escasa elasticidad le imposibilita realizar todo el giro de brazos necesario para poder nadar en estas modalidades. De todos modos, la larga duración de las travesías provoca que por muy grueso que sea al traje, al final se filtre el agua, “cuando llevas mucho tiempo dentro del agua, nada puede evitar que sientas frío”, reconoce Carlos Peña.

El equipo que utiliza el nadador guipuzcoano cuenta además con dos palas de aluminio fabricadas por él mismo, que se coloca en las manos. Con ellas, al nadar a espaldas evita verse frenado por el agua que se le colaría entre los dedos si sólo utilizara sus manos. En los pies, se calza unas aletas de fibra de vidrio.

Unas gafas de sol para protegerse los ojos del sol y evitar posibles quemaduras en la retina y un cuchillo para hacer frente a cualquier adversidad completan el ‘kit’ con el que Peña afronta todos sus retos. Como apoyo, siempre que puede cuenta con una embarcación encargada de administrarle la comida y bebida necesario, así como de orientarle. Al nadar de espaldas, Peña necesita guiarse por la proa del barco, desde el que además se elige la mejor dirección según las corrientes. “Es algo importante contar con un apoyo en el agua, como en el Titicaca donde conté con el apoyo de la marina boliviana y peruana”, durante el recorrido del río Ebro tan sólo contó con el apoyo de su amigo Óscar, que le seguía en un coche.

Cerca de la congelación

En el río Neretva y a pesar de contar con el traje de neopreno, los cinco grados bajo cero del agua, a primeras horas de la mañana, provocaron que Peña sufriera principios de congelación en sus piernas y manos. Pero el peor momento que pasó en aguas yugoslavas fue otro. Al atravesar los restos de un puente destruido por el efecto de las bombas, Peña se quedó atrapado entre unos hierros y debajo del agua. Tras unos minutos dramáticos, finalmente pudo librarse de tamaña trampa mortal, salir a la superficie, tomar aire y continuar con su recorrido.

¿Quién es Carlos Peña?

Nacido en Tolosa hace 35 años, Carlos Peña es todo un amante del deporte. En sus comienzos se decantó por el atletismo, y en concreto por el maratón. Y lo cierto es que no se le daba mal de todo. A los 20 años, ya acreditaba una marca cercana a las 2 horas y media. Cuatro años más tarde, una lesión le obligó a parar, “pero yo no me puedo estar quieto ni un instante así que como a mi hermano Iñaki y a mí nos gusta mucho la aventura, nos planteamos hacer algo común, y así empezamos a nadar”, recuerda Peña. Desde aquel momento, no deja ni un solo día de estar en contacto con el agua. Se levanta a las seis y media. Entrena durante más de una hora, centrándose especialmente en la preparación físico. Su trabajo en la Fundación Recreativa Cultural de Cantabria en Logroño – adonde muchas veces se traslada en bicicleta tras recorrer algo más de 32 km.- como monitor de natación le permite dedicar parte de su tiempo libre a entrenarse en la piscina. El río y la playa de San Sebastián son los otros lugares que habitualmente frecuenta Carlos Peña para su entrenamiento.

SUS PRINCIPALES HAZAÑAS

Río Miño

Consiguió recorrer los 340 kilómetros del río gallego en tan sólo 140 horas, repartidas en catorce jornadas (septiembre 90).

Lago Ness

Cubrió los 39 km. Del lago escocés en 15 horas y 30 minutos, pero no pudo ver el mítico monstruo (agosto 93).

Estrecho de Gibraltar

Lo cruzó en 7 horas y 8 minutos. (Septiembre 94).

Río Neretva

En la Guerra de los Balcanes, cubrió 60 kms. Entre Mostar y Metcovich durante dos días (enero 95).

Lago Titicaca

Nadó los 220 kilómetros del lago navegable a mayor altura del mundo, 3914 metros. (junio 95).

San Sebastián

Aquí contó con su hermano Iñaki y logró permanecer 100 horas nadando a relevos en aguas del mar Cantábrico (octubre 98).

Río Ebro

Recorrió los 927 kilómetros del río Ebro. Empleó en su aventura 25 días. Lo más impresionantes es que llegó a estar ocho horas incomunicado debajo del agua. (junio 99).

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