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NOTICIA

RECORRER EL RÍO EBRO, NADANDO A ESPALDAS

Noticia del 23/07/1999 - CALLE MAYOR Nº 6

Carlos Peña ha finalizado el recorrido de los 927 kilómetros del río en 25 etapas.

Puede parecer una locura pero recorrer el río Ebro nadando de espalda ha sido la última hazaña del nadador Carlos Peña. Han bastado 25 días para recorrer los 927 kilómetros desde Fontibre hasta Amposta, donde llegó el pasado 26 de junio. Entre las etapas recorridas estaba el paso por la capital riojana, parada obligada no sólo por ser una de las principales ciudades por las que transcurre el Ebro sino porque aquí le esperaban muchos amigos. Peña es monitor de natación en las piscinas de Cantabria y sus alumnos le han apoyado en todo momento. "No cabe duda que de Logroño tengo un recuerdo especial ya que conté no sólo con el ánimo de mis alumnos sino también con la colaboración de los bomberos del parque logroñes y con el club Mansilla de piragüismo", comentó el nadador. Y es que toda ayuda es poca cuando recorres a nado alrededor 35 kilómetros diarios, "hay momentos en los que estás completamente solo porque pasas por zonas a las que no puede acceder nadie".

Los motivos que han llevado a Carlos Peña ha hacer tan singular recorrido se basan no sólo en el aspecto deportivo ni en entrar en el libro Guiness. Los motivos fundamentales son solidarios, conseguir fondos para proyectos de ayuda en Sudamérica. El recorrido por el Ebro ha supuesto obtener 1,5 millones de pesetas que se destinarán a construir un hospital en Honduras, zona afectada por el huracán Mitch. Los fondos provienen de aportaciones por parte de los ayuntamientos de las localidades por las que pasa Carlos Peña.

Una jornada en el recorrido

Cada etapa tenía alrededor de 35 kilómetros, unas 9 ó 10 horas y el equipo con el que partía se limitaba al traje de neopreno, las aletas y, aunque parezca paradójico, siempre salía con un litro y medio de agua. La jornada comenzaba pronto, hacia las 9 de la mañana con descansos para comer cada hora y media, " aunque había días en los que pasaba 6 y 7 horas sin comer, porque estaba en zonas a las que no se podían acercar mis compañeros". Al alcanzar el destino de cada día Carlos Peña le esperaban una buena ducha, a pesar de que llevaba todo el día a remojo, una serie de masajes y una cena copiosa pasa reponer fuerzas para el día siguiente.

Los peligros del río

Atravesar el Ebro a nado no implica sólo un esfuerzo físico sino también muchos peligros en distintos tramos del recorrido. "Sabes que te vas a encontrar con corrientes, rápidos, remolinos, ramas y otras cosas que te van a dificultar avanzar, como son las tormentas, pero es parte de esta aventura", anotó Peña. En muchas ocasiones el nadador ha llegado al final de la etapa lleno de hematomas por los golpes con las rocas pero nunca se ha detenido ni ha abandonado. "Pasas muchas horas solo y le das vueltas a la cabeza pero yo lo único que pienso en esos momentos es en acabar la etapa y ante una situación complicada no puedes dudar, si no te vienes abajo".


Iniciar una aventura como la de nadar 927 kilómetros no puede llevarla a cabo cualquier persona, hace falta una preparación y contar con unas condiciones físicas. Carlos Peña lleva un exhaustivo seguimiento médico del que se ha responsabilizado el doctor Iñaki Arratibel, el mismo que trata al ciclista Abraham Olano.

El nadador ya ha conseguido su sueño y a pesan de llegar a Amposta quemando y con múltiples problemas musculares se encuentra satisfecho y orgulloso de haber logrado su objetivo. El esfuerzo ha quedado plasmado en un libro de firmas de testigos en el que se han estampado más de 500 rúbricas.


Lo siguiente, el lago Maracaibo

Mientras se recupera del esfuerzo Carlos Peña ya está pensando en su nueva aventura, que probablemente será recorrer el lago Maracaibo, con 204 kilómetros de largo pero al que se suman el peligro de las tormentas y el alto grado de humedad. El nadador, animado por su hermano, lleva más de media vida dedicada al mundo de la competición y de esta vida, 10 años volcado en la natación. En los últimos años ha realizado travesías a nado como las de los ríos Miño y Sil, los lagos Ness y Titicaca o el estrecho de Gibraltar. Sus viajes fuera de nuestras fronteras le han llevado a nadar en Bosnia en plena guerra, en aquellas ocasión recorrió el tramo entre la ciudad de Mostar al Mar Adriático, "recuerdo que el frío era terrible ya que el agua estaba a unos dos grados y fuera la temperatura alcanzaba los 15 grados bajo cero". En todas estas iniciativas los motivos que las impulsaban eran solidarios.

Carlos Peña recuerda con especial cariño la primera etapa que le inició en esta andadura de los recorridos a nado, tuvo lugar en el año 1989 en Logroño, sus primeros pinitos fueron el tramo del Ebro Logroño - Zaragoza, realizada en 6 etapas, después de eso Peña no se ha puesto límites.

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