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NOTICIA

"ME DA PENA QUE A VECES NO SE ENTIENDA
QUE MI INICIATIVA ES ALTRUISTA, PERO ESTA
ES MI APORTACIÓN A LA SOCIEDAD"

Noticia del 31/12/2019 - www.noticiasdegipuzkoa.eus

Lleva 30 años poniendo su esfuerzo al servicio de otros. Carlos Peña asegura que continuará fiel a su filosofía de vida, es decir, nadando por causas solidarias: ."Tengo más proyectos bonitos para el 2020 y, sobre todo, tengo ilusión por hacerlos realidad".

Siempre agradecido a las personas y colectivos que cuentan con su apoyo. Carlos Peña está con los que necesitan un altavoz para visibilizar su causa, bien sea humanitaria, social o ecologista. Ha nadado en apoyo a la asociación de la retinosis pigmentaria en el Urumea, en misión de paz con apoyo de la ONU en Bosnia, para recaudar fondos por los damnificados por el huracán Mitch, en contra de la violencia de género o a favor del banco de alimentos. Lleva haciéndolo 30 años y asegura que no tiene intención de dejarlo. "A veces cuesta comprender que no pido nada a cambio, pero lo seguiré haciendo mientras mi cuerpo responda y siga teniendo ilusión", asegura del deportista.

Empezó a nadar haciendo travesías hace 30 años y acumula en su historial un total de 62, ¿pensaba que llegaría hasta aquí?

-No lo hubiese pensado jamás. Yo realmente era atleta, pero empecé a tener problemas en las piernas cuando corría. Probé a nadar, porque en el agua las piernas no me dolían. Hace justo hoy 30 años, el 31 de diciembre de 1989 terminé en Zaragoza la travesía por el río Ebro, una prueba que empecé en Logroño con mi hermano. Las primeras las hice con él, pero a partir de 1995 en solitario.

¿Cuándo empezó a moverse por motivos solidarios?

-Las primeras travesías fueron en el río Ebro, después en el río Miño, el Sil-Miño, el embalse de Yesa, y en 1993 di el salto al ámbito internacional nadando en el lago Ness. En 1994 nadé otra vez en el Ebro, después en el lago Titicaca y en 1995 me surgió la ocasión de viajar a Bosnia Herzegovina con un grupo de voluntarios de Navarra que llevaba alimentos bajo pedido a los dos bandos en la guerra de los Balcanes. Allí corrí mucho riesgo: tuve que pedir permiso a los dos bandos para que no me matasen en una reunión con representantes de la ONU, que lo tuvieron que firmar por escrito.

Se jugó el tipo... ¿lo volvería a hacer?

-Me expuse mucho, pero me salió bien. Hoy en día no lo haría.

Pero desde entonces no ha parado...

-Ha habido momentos más activos y otros menos, pero siempre me he movido por motivos solidarios.

¿Qué travesía recuerda especialmente por la belleza del paisaje?

-El lago de Garda de Italia es precioso, es uno de los lagos más limpios de Europa. También me gusto nadar en el lago Costanza, compartido por Alemania, Austria y Suiza. El lago Titicaca también impresiona, porque está a una altura de casi 4.000 metros.

¿Y por la dureza de la prueba?

-En varias travesías he tenido signos de congelación y me han animado a abandonar. Lo pasé mal en el mar Muerto; nadé a 50 grados, era sofocante y a las dos de la madrugada tuvimos que parar. Nadar el río Ebro entero, más de mil kilómetros, también fue duro. En el lago de Maracaibo de Venezuela corrí mucho riesgo y tuve que nadar junto a militares por seguridad.

¿Le gusta más nadar en río o en lago?

-Es más bonito nadar en río, porque percibes la sensación de velocidad. En los lagos no ves más que agua y es más agobiante, y también hay más corrientes y movimientos de agua.

Ha nadado por muchos motivos solidarios, ¿cómo se gestan los proyectos solidarios en colaboración con asociaciones?

-Alguna vez se me ha ofrecido alguien, pero casi todas las iniciativas son mías. No me importa, porque luego siempre percibo mucho apoyo por parte de la gente. El primer paso suele ser mío y a las asociaciones les suele costar entender por qué lo hago y, sobre todo, que lo hago gratuitamente. Se creen que va a haber un trasfondo económico.

Nunca se ha movido por dinero...

-Nunca pido nada a nadie y eso, quizá, me hace más libre. Pido la infraestructura mínima; un piragüista de apoyo y una pequeña zodiac. La gente no entiende que haga un esfuerzo por ellos, y me da pena que hoy en día las causas altruistas no se comprendan, pero esta es mi aportación a la sociedad. Creo que hacen faltan iniciativas que demuestren altruismo.


¿Qué balance hace de estos 30 años?

-No hubiese pensado que llegaría hasta aquí. Miro mi currículo y no me lo creo. He nadado en ríos, lagos, embalses, canales... he nadado once veces 24 horas y por el Alzheimer 48 horas, he nadado casi ciego por la retinosis pigmentaria, y tengo dos récord mundiales. Voy teniendo más años, he tenido alguna tendinitis y alguna contractura, pero el cuerpo me sigue respondiendo.

¿Y ahora en qué momento se encuentra?, ¿tiene ganas de seguir?

-Soy chófer de autobús y el tiempo que me deja el trabajo lo dedico a entrenar en Orio. Tengo ganas de seguir adelante y tengo ilusión. Ya no tengo que demostrar nada a nadie. En junio de 2020 voy a nadar en la Casa de Campo de Madrid de la mano de la asociación Retina Madrid. Pero tengo más proyectos, y bonitos; nadar en el Bidasoa, solidarizarme con Pablo Ibar... mientras pueda aportar algo a la sociedad, seguiré haciéndolo.

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