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NOTICIA

"EL MONSTRUO EXISTE"
CARLOS PEÑA ATRAVESÓ A NADO EL LAGO NESS

Noticia del 1994 - TODOSPORT

Carlos Peña no puede decir que ha vista el mítico Nessie, el monstruo que habita las negras aguas escocesas del lago Ness, pero sí puede apuntarse el récord de haber sido el primero en atravesar sus 38 km a nado, de espaldas, y bajo un tremendo temporal. Aunque su hermano Iñaki, compañero de travesía, tuvo que abandonar, Carlos logró su objetivo en sólo dos días. Recientemente, y en solitario, Carlos ha recorrido los 70 km del Ebro que separan la Puebla de la Barca (Alava) y Lodosa. Para este nadador de Tolosa, especialista en grandes distancias, la chispa de la vida está en buscar nuevos retos.

Fuiste el primero en atravesar a nado el lago Ness y ahora acabas de recorrer 70 km del Ebro en una sola jornada, pero tus récord no puedes figurar en el Guinness…

No, y es una lástima. Según parece, sólo aceptan crol así que no puedo competir con la gente que ha batido récord en el Mississippi o en una piscina, aunque haya sido el primero en atravesar el lago Ness. Al principio me disgusté, pero luego comprendí que lo importante es que cumplí mi objetivo. No voy a cambiar de estilo porque todos los récords ya han sido batidos en USA. Además, mi hermano y yo combinamos la natación con la aventura. Nos hemos metido en embalses y en sitios por donde sólo ha entrado Icona debido a su peligrosidad. Y siguiendo nuestra filosofía de buscar nuevos retos nos hemos jugado la vida muchas vences, así que no nos importa demasiado no entrar en el Guinness.

¿Cuál fue el momento más peligroso de tu travesía por el Ebro?

Cuando faltaban 10 o 12 km para llegar al final lo pasé realmente mal. Iba bastante bien de ritmo pero se me ocurrió beber agua y me sentó mal. Tal vez estaba muy fría o no me cayó bien en el estómago, pero lo cierto es que nadé durante uno buen rato entre náuseas y vómitos por lo mi ritmo decayó bastante. Luego mejoré y pude acabar en bastante buen estado físico.

¿Cuál es tu travesía favorita?

Todas son distintas aunque, por su misterio, me quedo con la del lago Ness.

¿Cuál es el criterio que sigues al elegir una travesía?

Que tenga morbo. Podría hacer una travesía terriblemente dura pero si no tiene gancho suficiente no tiene apenas repercusión. Guardo buenos recuerdo de la travesía Sil-Miño por su paisaje y por las gentes, pero lo que tiene más morbo por lo del monstruo es la del lago Ness.

¿Qué recuerdas de aquella travesía en la tu hermano Iñaki se vio obligado a abandonar?

Las condiciones en que lo atravesamos fueron muy duras debido al temporal y a que no salimos del sitio adecuado sino del final del lago, zona en la que soplan vientos muy fuertes que provocan un gran oleaje. Fue purísimo porque las olas se estrellaban contras nuestras cabezas. Mi hermano sufrió un derrame ocular y tuvo que retirarse, pero no dejó de apoyarme. Además, el agua estaba muy fría, a uno a 5 grados, y me costaba mucho seguid el ritmo, por no hablar de la oscuridad. No sé a qué se debido, pero las aguas del lago son casi negras y no es por suciedad.

¿Qué efecto tuvo sobre ti nadar en la semioscuridad con la leyenda del monstruo a tu alrededor?

Ufff… Yo había leído bastante sobre el monstruo y las leyendas populares, y eso condiciona cuando estás en medio del lago. Estoy convencido de que allí abajo hay algo, pero no creo que se trate de un monstruo, sino que puede ser alguna especie rara. El lago era antes una falla natural en la que habitaban dinosaurios que se adaptaron al agua. Sabemos que hay profundidades de casi 300 m y muchas grutas, así que, al principio pasé miedo porque al nadar no sabes lo que puede salir de debajo del agua, pero luego decidí que tenía cosas más importantes en las que pensar, por ejemplo, en cómo vencer el oleaje.

¿Tener miedo no te impulsaba a nadar más de prisa?

Si es que no se puede. Tenía que superar condiciones muy duras y difíciles, así que en estas circunstancias hay que mantener un ritmo que no sea muy explosivo, porque si te cansas no puedes seguir. Sólo pensaba: ¡Jo! este lago es terrible, pero tengo que superarlo. Y ahora reconozco que lo pasé muy mal.

¿Qué leyenda de los lugareños de Inverness te impresionó más?

Antes de iniciar la travesía estuvimos con un hombre que trabaja en las compuertas del Canal de Caledonia, que comunica el lago con el mar. Nos dijo que su mujer había visto un animal hacía 20 años y al conocerla no lo explicó tan convencida que no tengo la más mínima duda de que decía la verdad. Desde que apareció la leyenda de habla por allí del caballo del lago que se come a la gente. La similitud viene porque los que lo han visto dicen que el monstruo tiene cabeza parecida a la de un caballo. De todos modos, los científicos han metido sonares y delfines en el lago sin obtener ningún resultado, aunque no creo que a los escoceses les interese montar una investigación seria que pudiese dar como resultado que todo es una farsa. Nessie, exista o no, es gran reclamo turístico.

¿Cuándo empezarte a nadar largas distancias?

antes hacía atletismo y era bastante bueno. Incluso tenía registrado a los 20 años, un tiempo de 2,33 en maratón, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que la elite actual lo tiene en 2,10 o 2,12. Pero me lesioné y estuve un año en blanco, así que como a mi hermano y a mí no gusta mucho la aventura y habíamos practicado espeleología y rapel, entre otros deportes, nos planteamos hacer algo en común. En 1989 empezamos a nadar en serio y en diciembre hicimos la primera travesía, Logroño-Zaragoza, en seis días. Nadábamos de 9 a 10 horas diarias y pasamos un frío terrible, pero nos animamos y al año siguiente nos embarcamos en otra más dura, la del Miño, que completamos en 14 días. Al ver que lo vas consiguiendo te vas animando a intentar travesías más duras.

¿Nadas por diversión o por dinero?

Esto no puede hacer por dinero. Tal vez es porque no llamo a las puertas adecuadas o porque hay crisis, pero lo cierto es que no tengo demasiada suerte en encontrar patrocinadores fuertes, aunque con la travesía del lago Ness tuvimos suerte y nos la costearon por entero. Se puede decir que nadamos por el amor al deporte y por un poco de chispa en esta vida. Me gano la vida con mi trabajo. Soy cámara de vídeo y socorrista.

¿Qué tipo de preparación física y psicológica requiere una travesía de este tipo?

Entrenamos durante diez meses antes de empezar una nueva travesía. Al principio combinamos el mountain bike con la gimnasia y después empezamos a nadar en el río, sea invierno o verano, durante dos o tres horas diarias. Esto es muy duro porque normalmente hay que hacerlo en solitario ya que los amigos no te puedes seguir porque todos tienen trabajo y sus vidas. Así que, si estás solo en medio del río y te pasa algo, ahí te quedas.

¿Mar, río o lago?

El mar no me gusta nada para hacer travesías porque como nado de espaldas, todas las olas me caen en la cara y se me irritan los ojos y la tráquea. Hay ríos preciosos y los lagos me impresionan por la gran masa de agua que se presenta ante mí. De todas formas, me quedo con los ríos que, aunque son muy peligrosos, ofrecen una gran variedad de paisaje. Los lagos son muy monótonos.

¿Por qué no he has dedicado a la competición profesional?

Porque no tiene nada que ver con lo que hago. Además, empecé a nadar en serio con 24 años, un poco tarde para dedicarme a competir. No soy nadador de piscina y en la competición se juegan décimas de segundo. Yo preparo mi cuerpo para resistencias límite, pero no para arañar segundos, por lo que en la travesía me da igual emplear media hora de más. Nado contra viento y marea, con condiciones climáticas de todo tipo y enfrentándome a rápidos y remolinos tremendos. Siempre me he expuesto a los riesgos y me seguiré exponiendo, porque esos es la aventura.

¿Te has encontrado alguna vez en una situación de la que invitan a abandonarlo todo y dedicarse al ajedrez?

Yo no, pero mi hermano sí ha tenido la tentación de abandonar, especialmente cuando ocurrió lo del lago Ness. En lo que a mí concierne, ha pasado momentos durásemos pero siempre he pensado que podía superarlos. La travesía del Miño, por ejemplo, fue muy fuerte. Nadábamos sin apoyos, salvo eventuales, hacía frío y estábamos muy tocados pero, a pesar de todo, no abandonamos. Es más, yo todavía pienso que puedo dar mucho de sí. Hay muchos ríos que quiero nadar.

¿Con qué equipo de apoyo cuentas durante una travesía?

Depende de la época en que la haga. En la del Ebro, por ejemplo, conté con un equipo sensacional: 1 zodiac de Cruz Roja, 7 submarinistas de Pamplona, 2 ambulancias y 4 amigos en coche. En definitiva, un equipo de toda confianza que me dio una seguridad tremenda. Otra veces no he podido tener tan buen equipo pero generalmente intento conseguir contar con los mejores.

¿En qué consisten tus menús y cómo los ingieres?

Básicamente, en hidratos de carbono, galletas, arroz inflado… y lo como todo dentro del agua. Me acerco a la orilla pero no salgo, a no ser que tenga que salvar algún obstáculo. En el lago Ness, por ejemplo, no toqué fondo en ningún momento, pero en ésta última atravesé presas y centrales eléctricas que me obligaban a salir del agua porque no me podía arriesgar a meterme en la compuerta. Así que salía del agua, comía en dos o tres minutos y me volvía a meter dentro.

¿Qué haces nada más salir del agua?

La primera tentación es quitarme el traje de neopreno, pero a veces no puedo porque tengo que atender a la prensa. Piensa que estos trajes producen ampollas y heridas en el cuerpo cuando se llevan mucho tiempo puestos. Si los trajes de torero molestan, imagínate éstos porque, aunque tienen flotabilidad, al llenarse de agua pesan mucho, así que tienes que arrastrar tu peso y el del neopreno. Después me ducho, ceno con los amigos y en seguida me voy a domar porque acabo destrozado.

Además, del traje de neopreno, ¿qué otro equipo llevas?

Unas aletas de fibra de vidrio que me regaló un amigo ex-campeón del mundo de natación con aletas, y que yo me he adaptado en casa; unas palas de aluminio en las manos para avanzar más; gafas de sol en los días con altas temperaturas y sol, para evitar quemaduras en la retina; y un cuchillo, para mayor seguridad, porque en el río te puedes enganchar a una red o a una rama. Incluso al salir del agua te puedes topar de narices con una animal rabioso.

¿Cuál es tu próximo reto?

Será a finales de septiembre y podría ser el Estrecho de Gibraltar o el Río de la Plata, entre Uruguay y Argentina. Si no surge ningún problema espero poder hacer con mi hermano una de las dos travesías. La primera será difícil, pero la del Río de la Plata puede ser infernal.

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